lunes, 15 de junio de 2015

Interpretación del tema: "CADA PEQUEÑA MUERTE"


Con la noticia del estreno de la película del Indio Solari y los fundamentalistas del Aire Acondicionado, llega la clásica entrevista con Mario Pergolini en Vorterix y su programa matutino. En esta ocasión nos enteramos no solo de la presentación del film que se grabó en 2008, en La Plata; sino que también nos enteramos de algunos datos mas. Primero que está escribiendo sus memorias y segundo que sigue trabajando para dejar plasmado en un libro, los escritos de "El delito americano".
Ademas de esto contó que piensa volver a tocar aunque no será este año, tirando por la borda el rumor de Tandil y diciembre.
Con todos estos datos y proyectos, hubo unas palabras que dejaron en vilo a todos los ricoteros y al ambiente del rock...
"Tengo una enfermedad que hay que tener en cuenta. No es cáncer ni sidaHay días que me quiero matar y hay días que ni se nota. Hay dolor, hay malhumor... Es la vida. Y esto es una cagada: he visto sufrir a la gente de una manera inmerecida. No tengo miedo. La curiosidad es más grande que el miedo"
Por esto, pasamos a mostrar la interpretación del tema "Cada pequeña muerte", del último disco del Indio Solari, "Pajaritos bravos muchachitos", escrita en el blog Ricoteros De Alma 

Hay varias versiones de lo que en realidad se enfocaría en una misma razón: La pequeña muerte o “La petite mort” ya que la frase tiene origen en Francia, está dibujando un momento de desvanecimiento, en el caso fundamental del sexo, indicaría el momento post-orgásmico de pérdida del estado de conciencia por haber llegado al momento culmine de éxtasis sexual. Mas culturalmente en Francia también se denomina de esta forma a las pequeñas despedidas, como escribió Galeano: “No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña muerte llaman en Francia al abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace”
En el caso que nos une, Carlos Solari va detallando una despedida en su letra, una despedida que como históricamente sabemos, “son esos dolores dulces”. En este caso, el dolor comienza a desaparecer, un dolor muy profundo, una pena casi insoportable. El relato es de ambas personas, una que se fue o está yendo y otra que lo ve partir.
A pesar de ser un rock con una potencia oscura, el protagonista va proclamando como su dolor se apaga por esta llegada al final del viaje, por esta aparente solución que no es tal, solo es una forma de calmar psíquicamente al paciente y a pesar de ir quemando cada pequeña parte de su dolor con esa luz exterior que ingresa en su cuerpo y va iluminando, su final llega sin poder impedirlo. Esa luz exterior no es obviamente algo místico o religioso, recordemos que Solari es ateo. Su luz viene a curar o a calmar el dolor y termina llevándolo a descansar en un “lugar que me aburra más para aliviarme sin sanar”, para hacerlo más simple, la luz no puede detener su muerte, pero si calmar el dolor, en la tumba ya no va a sufrir, no hay “más allá” ni cielo que lo consuele.
Una despedida clara es decirle a un enfermo terminal, por decir alguien con tratamiento oncológico, “al final, tu herida sanó, me siento indefenso”. Al final, todo terminó, partiste y tu dolor se calma, pero me quedo solo y al verte partir, me siento indefenso.
Cada uno de los dolores que sufre un paciente de este tipo son como tempestades internas que afectan a diferentes órganos y llenan su más profundo ser de un dolor casi insoportable, que solo es calmado con los tratamientos que a pesar de no ser 100%  efectivos, se aplican para contrarrestar el ataque de la maldita enfermedad. “Mi tempestad privada amainó…”
Los susurros del paciente decaído los recibe su pareja, su amor más sincero, que como siempre es el único que está firme acompañándonos hasta en las peores situaciones, hasta en esos momentos de internación cuando sabemos o podemos presentir que la muerte está cerca. Allí, quizás aturdidos por los tratamientos o cansado de permanecer en ese estado, solo pide por favor ser desatado, que lo dejen ir, partir, que lo dejen morir. “Voy a irme lejos de vos cuando me desates, nena”, voy a morir, cuando me desconecten, cuando mi caído cuerpo que no puede resistir con vida si no está asistido farmacológicamente sea desconectado, ahí finalmente me iré de tu lado. Es una forma de estar atado, de sentirse atado a un sistema de asistencia que no es elegido por el paciente. Las personas que llegan a este estado terminal, prefieren elegir partir de este mundo antes de seguir siendo “una molestia” para sus seres más cercanos.

Un paciente terminal, por una enfermedad digamos como el cáncer, por nombrar la más dura de este tiempo, es sometido a un tratamiento durísimo, que más allá de calmar el dolor con cada célula maligna que va quemando dicho tratamiento, no asegura una recuperación total, no nos asegura sanar. Solo podemos llegar a sanar totalmente, en el momento de la despedida final, la última, la muerte.

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Les dejamos el video del trailer de la misma subida a Vorterix.


Cuando uno escucha todo esto del Indio Solari, comienza a preguntarse muchas cosas, como por ejemplo hace cuanto sufre dicha enfermedad o cuanto mas va a seguir trabajando. Lo que si nos damos cuenta es que no es fácil para él, presentarse en vivo y a pesar de eso, de ser una carga y no necesitarlo, sigue haciéndolo. Todo se resume al placer, Solari ya lo había dicho. El Indio toca en vivo por placer, por estar un poco enamorado de esa conjunción que se provoca entre la gente y los músicos, entre la música y las bandas, entre el rock y el sentimiento general.

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